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viernes, 28 de noviembre de 2014

Cochinillo en Segovia - José María


Segovia tiene algo único, el Acueducto, pero tiene también muchas particularidades, está a tiro de piedra de Madrid, y es una ciudad para pasearla y disfrutarla, y mucho mejor cuando recurres a algún segoviano para que te guíe. He visitado Segovia en múltiples ocasiones, para gozar de la mayoría de sus encantos, y como no, he comido en los mejores restaurantes, la primera vez, en uno situado junto al acueducto, y que aparece a la derecha de la foto que ilustra esta entrada. Venir a Segovia y no comer cochinillo es casi pecado, así que en buenos restaurantes hemos comido cochinillo, pero las circunstancias no se debieron alinear con nosotros, porque en ocasiones anteriores a esta y en los dos más prestigiosos restaurantes de Segovia, el cochinillo que comimos era indigno, no ya por el precio, sino por la calidad.

Esto había que arreglarlo y llevávamos varios meses esperando a comer unos cuantos amigos en Segovia, pero esta vez la organización era de una segoviana, y el destino gastronómico era José María.


Tras las fotos de rigor en el acueducto, paseamos y cañeamos por el casco histórico hasta llegar al hoy impresionante restaurante José María, con una barra atestada de gente, y donde empezamos con el vino Pago de Carraovejas, que sabiamente comercializa el propio dueño del restaurante, y con unos aperitivos que anticipaban lo bien que íbamos a comer.


Disfrutamos de una extraordinaria mesa que tuvimos, gracias a las gestiones de Mercedes y su familia, buenos amigos de José María, y comenzamos con un aperitivo de paté, y unos entrantes para compartir, boletus y jamón:


Estando tan liados con la comida y en tan buena compañía no tomé los registros fotográficos como debera haberlo hecho, pero los boletus estaban buenos, pero servidos con retraso y algo fríos, aunque el jamón estaba exquisito, y con ese añadido del pan tostado y con tomate que acompaña tanbien a un auténtico jamón de bellota, y que marida tan maravillosamente con el Pago de Carraovejas.

No recuerdo cuantos de nosotros comimos cochinillo, yo tomé el tradicional y mi mujer el cochifrito, que compartimos:



El cochifrito me pareció muy bueno, pero el cochinillo tradicional estaba exquisito, esa mezcla de carne y piel en la boca es un manjar supremo, y para mi que no soy un amante de este plato, reconozco que me ha sorprendido mucho, y ha conseguido borrar mis otras experiencias con este plato en esta preciosa ciudad.

Agradecer a José María que nos trinchara el cochinillo, con el clásico plato cuchillo, ya que a mi no me había tocado nunca que un cocinero de tanto prestigio nos lo hiciera.

Cerramos con gran variedad de postres:






Todos los postres fueron del gusto de los comensales, siendo el mejor, desde mi punto de vista, el que yo pedí, el queso de Posada de Valdeón, que adornado con la última botella de Pago de Carraovejas que pedimos fue un cierre trunfal a una comida en la que el local fue muy bueno, el servicio mejor, el condumio estuvo fantástico y lo mejor fue el goce de una compañía excelente, y que esperamos repetir pronto.