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domingo, 23 de octubre de 2011

Auténtico cordero lechal - Tinín - Sepúlveda

Hace varios meses planificamos esta comida unos amigos, para evitar cancelaciones, fijamos la fecha y el sitio, y aunque no hemos asistido todos los citados, si al menos una mayoría. Esta vez les tocó a José Luis y Paloma elaborar 'la hoja de ruta', y aunque ya lo hice personalmente, les felicito públicamente por la maravillosa organización del evento. El restaurante, Tinín, el más famoso de Sepúlveda, tiene una característica muy especial, solo se come cordero lechal, acompañado por ensalada, y evidentemente hay que reservar, y con tiempo, porque los fines de semana siempre está lleno. Y porqué, por que la calidad del cordero es superior, y es un estilo, y habiendo demanda, como la hay, para que van a cambiar la tradición de servir únicamente cordero.
Antes de pasar a describir los platos, sentados ya en la mesa, pasa a saludarnos Bene, una antigua compañera de trabajo, y de padel, que celebraba en el mismo restaurante una comida familiar, lo que nos recuerda una vez mas que el mundo es un pañuelo.
Y la descripción no va a ser extensa, porque platos tan sencillos, únicamente hay que calificarlos por los ingredientes, en el caso de la ensalada, perfectamente presentada, con lechuga y tomate, lo más sencillo del mundo, y sin nada negativo que decir, perfectamente aderezada, en cuanto a aceite vinagre y sal.


El cordero, como no podía ser de otra manera, exquisito, como nos explicaba Paloma, cuyo padre vendía corderos a Tinín hace ya muchos años, son corderos que solo tomaban leche y una pequeña ración de pienso para complementar la alimentación y a los pocos meses, y antes de comenzar a pastar son sacrificados, por lo que la carne es muy suave, y con la experiencia que tienen en este restaurante con el asado, solo queda corroborar el resultado, con un sabor estupendo y con la salobridad justa para que notes que ni soso ni salado.

Acompañamos la comida con un Pago de Carraovejas, un buen vino, que curiosamente nos salió mas caro que el cordero. Los que tomaron postres, se decidieron, como no podía ser de otra manera, por los postres caseros, un ponche (bizcocho remojado) y flan, que probé y recibieron no solo mi aprobación sino la de los peticionarios.

Como resumen, un restaurante típico de una zona con espíritu medieval, un pueblo con una insigne historia, en el que es muy aconsejable una visita guiada para enterarse con algo más de profundidad, y si ya vas con amigos que te guíen a una visita a las Hoces del Duratón desde una perspectiva absolutamente nueva y distinta a la clásica, pues que os voy a contar.

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