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viernes, 30 de marzo de 2012

II Ruta del cocido madrileño - El Palacio de Boadilla

Que gran cierre para la II Ruta del cocido madrileño, en nuestro afán de buscar sitios nuevos, solo repetimos aquellos en los que la relación calidad-precio es muy destacable, y dentro de los restaurantes de esta ruta, hemos elegido El Palacio de Boadilla, un restaurante del que nunca habíamos oído hablar, si bien en Boadilla habíamos tomado algún cocido importante.
Así que en busca de la aventura gastronómica del cierre de la ruta del cocido, nos presentamos en el restaurante, situado junto al Palacio de Boadilla, una maravilla que el día que restauren y dediquen a alguna función social o turística tendrá un éxito casi garantizado. Entramos en el restaurante y nos recibe una persona con cara 'conocida' para nosotros, y yo no tengo muy buena memoria, pero se lo comento a mi mujer y me confirma mis sensaciones, para 2 segundos más tarde decirme: es la dueña de Casa Patro, donde ya tomamos algún cocido.
Hablamos con ella y nos confirma nuestra impresión, y afirma recordarnos, con nuestros baberos de la Asociación, celebrando algún cocido en su restaurante. Nos informa que se han trasladado a esta zona de Boadilla, donde la restauración tiene más salida y además con una posible y gran terraza, muy importante en los tiempos que corren. Y ya tras el preámbulo, vayamos a lo que nos importa, la descripción del cocido que hemos degustado, acompañada de un Ramón Bilbao crianza, un vino con una relación calidad-precio muy razonable.



Empezamos con una sopa sopa que solo cabe calificar de Excelente, un sabor trepidante, unos fideos al dente perfectos, y aunque no tenía el aderezo que yo tanto valoro, un adornito de garbanzos, tenía otro adorno único, y es que la bola o relleno iba incluida en la sopa, distinta a la clásica, un trocito de pan aderezado de forma sorprendente. Me resultó una sorpresa muy agradable y resultó empezar el cocido de una forma muy positiva.



Tras el gran inicio de la sopa, llegó el segundo vuelco, y debo indicar que nos preguntaron si deseábamos que el tercer vuelco nos lo trajeran a la vez que el segundo, ya que en este aspecto los gustos son muy diversos. Evidentemente decidimos tomarlos por separado. Y a primera vista, no parecía que el segundo vuelco estuviera a la altura del primero, me daba la sensación de que los garbanzos estaban demasiado hechos:


Pero no estaban muy hechos, algunos si que se habían pelado, pero estaban en su punto y sabrosísimos, y mezclados con la verdura, con aderezo de pimentón, resultaba una mezcla explosiva en el sabor, maravilloso. Por aquello de que estaba todo tan bueno llegué a probar también la patata y la zanahoria, y hasta sabían al cocido.
Y ya con el estómago 'casi' lleno llega el tercer vuelco:



Descarto como siempre comer el pollo o gallina, ya que su sabor se quedó en el caldo mientras hervía, y descarté probar la morcilla porque había comido ya demasiado, pero si probé el resto de elementos del vuelco, del chorizo, diría que casi único, un chorizo con extraordinario sabor, y supongo que originario de tierras leonesas, donde lo hacen como en ningún otro lugar, el tocino y la panceta, normales, son productos que difícilmente son malos en ningún cocido, muy destacables las puntas de jamón, sabrosísimas, el morcillo muy bueno, sin llegar a una extraordinaria melosidad, pero con un sabor exquisito, y aunque del hueso de caña, una parte se esfumó entre el resto de componentes, aún quedó un resto que culminó mi cocido, y los que comemos cocido a menudo sabemos que la mejor forma de 'cerrarlo' es con el tuétano de un hueso de caña, rematado con un sorbo de un buen vino.

Mi mujer estaba llena, dejó la mitad en el plato, además de lo que no nos servimos de la bandeja, claramente la cantidad era excesiva, pero la calidad era la justa, y cuando encontramos restaurantes donde la calidad es apropiada, a pesar de estar llenos, nos atrevemos a probar un postre recomendado, y elegimos un Hojaldre casero con crema de melocotón, y fue el broche perfecto para un cocido perfecto, con un servicio perfecto y un precio absolutamente razonable.



En resumen, un restaurante tremendamente agradable, pequeño, con una decoración preciosa, una cocina de gran calidad y un servicio perfecto. No se puede pedir más. Sin duda que intentaremos volver como Asociación, y a nivel privado, con toda seguridad. Muy recomendable.

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